Se basa en el concepto del “sobre uso y abuso”. El cuerpo y sus células sufren daño por un uso excesivo o un abuso de su capacidad. Esto genera una serie de daños a nivel bioquímico que se traducen en lesiones a nivel celular y orgánico. Existen mecanismos de control y reparación celular así como una actuación por parte del sistema inmune, pero cuando estos mecanismos se ven sobrepasados o dañados por los propios factores agresores, comienzan a acumularse daños a nivel molecular y por consiguiente celular y orgánico. Este sobre uso y abuso puede definirse como el estrés al que sometemos a nuestro organismo, determinado por el estilo de vida, que engloba la alimentación, ejercicio físico, estado mental, niveles de ansiedad, polución ambiental, enfermedades contraídas, y un largo etcétera que se pueden agrupar dentro del concepto de factores externos.

Sirva como ejemplo sobre esta teoría lo siguiente, un estudio sobre animales estableció un concepto importante respecto al efecto de la dieta en la esperanza de vida. Dicho estudio consistió en someter a una dieta hipocalórica a un grupo de ratas mientras otro grupo tenía una dieta normal en calorías. Dicho estudio estableció que aquellos que estaban sometidas a una dieta con restricción de calorías vivían mas y presentaban una menor incidencia de cáncer. En estudios posteriores se estableció que con una dieta con restricción calórica, pero con los niveles adecuados de nutrientes, se lograba un considerable incremento de la longevidad y nivel de salud. Los niveles de tensión arterial, colesterol, porcentaje de grasa corporal, frecuencia cardiaca, niveles de azúcar en sangre y muchos de los otros marcadores de salud se mantenían en niveles óptimos en los sujetos sometidos a dietas con restricción calórica, siempre y cuando recibieran los nutrientes adecuados.

En 1963 se expuso la teoría del desgaste celular enfocado principalmente a alteraciones de la síntesis proteica que generaría una alteración cuantitativa y cualitativa en el funcionamiento proteico y enzimático con el consiguiente deterioro de la actividad celular.

Un claro ejemplo del daño celular por el “sobre uso y abuso” lo tenemos en el efecto del alcohol sobre las células hepáticas. Un consumo excesivo de alcohol, entendiendo este consumo como crónico, genera daño en las células hepáticas, que una vez ven sobrepasada su capacidad de reparación van alterándose, llenándose de grasa y generando la denominada esteatosis hepática. Este daño celular se traduce en un daño sobre el órgano y si el proceso continua, culmina en la cirrosis hepática y en ultimo termino en la insuficiencia hepática, eso si el daño no a producido alteraciones celulares que evolucionan hacia el cáncer.

El echo mas importante respecto a la teoría del sobre uso y abuso lo supone el estrés al que sometemos nuestro cuerpo, bien por agentes lesivos, bien por un déficit en el aporte de elementos necesarios o bien por un exceso de demanda funcional no compensado. Este estrés lesiona el medio interno y acaba por superar los mecanismos de autocontrol y autoreparación, generándose entonces un daño permanente, el cual se manifiesta como déficit funcionales, enfermedades y envejecimiento prematuro.